Artículo escrito por "El Halcón" Hodson
Publicado en Febrero de 2012 en el N°12 de "El Investigador"
Steampunk por si mismo ya es un concepto, una idea, una
forma de ver las cosas. Dentro del steampunk encontramos movimientos paralelos
de estética anacrónica y como ya se ha dicho mucho en esta revista, parece que
se trata de concentrar todos los “punks” de todo tipo y simplemente con poner
la palabra punk en algo ya puede marcarse como movimiento estético.
Pero más allá de las palabras está el hecho de la elusiva
definición de la estética en el steampunk, influenciado más que nada por la
visión de Hollywood de lo que es la estética fantástica. Con la consecuente
expansión del Steampunk como movimiento gráfico-visual en el mundo del diseño y
la moda, hemos visto también como la industria del entretenimiento ha puesto su
mirada en este tipo de trabajos y como la industria del cine poco a poco ha ido
adoptando los retrofuturismos como recurso visual en una época en la que Hollywood
parece haber secado la fuente de la imaginación y se dedica a copiar modelos,
ideas y conceptos visualmente atrayentes.
No hay que olvidar que mucho de lo que son los éxitos
taquilleros de esta década van completamente cargados de efectos especiales, y
el desarrollo de estos efectos especiales ha permitido contar de manera más
impactante y precisa, historias más fantásticas y menos apegadas al género del
realismo crudo y total. Ya muchos críticos de cine invitan a la gente a ignorar
los efectos especiales antes de dedicarse a apreciar lo bien o mal que está
hecha una película, después de todo, el 90 por ciento de las películas cuentan
con gráficos de computadora tan realistas que harían llorar de emoción a los
primeros cineastas del siglo XX.
Si bien la totalidad de los que se apasionan con el
movimiento Steam, Diesel ó con alguno de los retrofuturismos existentes, están
de acuerdo en que estos movimientos se expandan y crezcan, aun hay muchísimos
escépticos que tienen severas dudas sobre el cómo se debe de dar esta
expansión. No es de extrañarse esto ni es de sorprenderse puesto que la gran
mayoría de los que ahora se hacen llamar steampunks o cualesquiera que sea el
prefijo tecnológico adecuado sumándole el “punk” al final, son los
herederos de
todos los movimientos fantásticos de mediados del siglo XIX hasta nuestros
días. Solo hace falta hacer una pequeña introspección hacia el pasado y ver
como aquellos que tienen el poder económico han hecho de nuestras pasiones
espectáculos donde el capital es más importante que el contenido de las ideas.
Viéndose reflejados en la industria del cómic, ya sea europeo, americano o
asiático, o en los casos de los escritores de ciencia ficción, que ven
mutiladas sus obras en detrimento de la ganancia, los críticos de este tipo de
expansión hacen eco de una posible banalización del movimiento. El temor a que
se pierda toda la filosofía de la estética y se convierta simplemente en una
moda más es evidente.
Después de todo, los géneros literarios, gráficos-artísticos
y los movimientos populares terminan siendo simplemente un resumen demasiado
abstracto y parcializado a conveniencia de la ganancia del inversionista cuando
se transmiten en pantalla. Aunque ahora existe más libertad creativa y se ha
aprendido de movimientos represivos como el comunismo soviético o el macartismo
estadounidense, aún queda esa sensación incómoda de que las cosas pudieran
quedar mejor sin esa persistente guillotina que pende sobre nuestras cabezas
llamada “industria del entretenimiento”.
Esta clase de situaciones son las que hacen que parezca que
el repentino auge del steampunk obedezca mas a una prolongada estática mental
de aquellos que llevan las riendas de la industria del entretenimiento, que a un
verdadero interés de dar a conocer a un público masificado este movimiento gráfico-literario
a través de su ventana más directa, que es el uso de la estética
retrofuturista.
Estamos viendo en este momento el paso de la historia más
que nunca en diferentes frentes globales. El uso de los medios de comunicación
masivos y su alcance a través de la tecnología nos dan una mirada cada vez más
completa del presente y si ponemos la suficiente atención podemos ver hacia
donde se dirigen las cosas con el paso del tiempo. Si bien el miedo a la banalidad
del movimiento no es fundado, debemos estar consientes de que puede ser
arrastrado por la estática del momento hacia un punto al que han sido
arrastrados otros movimientos anteriormente.
Rescatar la estética de la estática parece ser la misión
sagrada de los entusiastas del steampunk en todas partes del mundo. ¿Esto será
posible?, aun es demasiado pronto para decirlo, lo que deja una amplia puerta
de posibilidad abierta a todos los que lo intentan, que otros movimientos ya
han visto cerrar tras de sí.
La esperanza está ahí. Para suerte del steampunk.
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